miércoles, 14 de diciembre de 2011

Hey, nadie podrá con nosotros.

Nos encanta leer historias de gente a la que le pasa lo mismo que a nosotros, que tienes las mismas preocupaciones y frustraciones, porque así nos sentimos un poco menos desgraciados... ya dicen que mal de muchos...

Pues esta va a ser la historia de una chica de ojos tristes, una chica tímida, pequeña, discreta y con personalidad triste y oscura, venía así de serie. Aunque nadie la conocía mucho por dentro, tenía una gran vida interior, muchos conflictos, muchas emociones... pero era la mejor en ocultarlo todo, la señorita que salía al mundo cada día no tenía problemas, no le pasaban grandes cosas ni tenía importantes frustraciones. Era misteriosa, se escondía.
Pero eso en el fondo la hacía sufrir. Y no era tonta, se dio cuenta y quiso poner remedio. Pero era tan complicado empezar a mostrarse, sacarse la coraza y hablar, contar, llorar... Si lo ocultaba y no hablaba de sus problemas, era como si no existieran, los podía ignorar cuando quisiera y hacer como si nada, aunque claro, los dramas seguían ahí acumulándose y matándola por dentro poco a poco, día a día.

Así que llegó un día, ese día, tarde o temprano, que nos cambia la vida. Todos los elementos se alinean de forma que le rompen los esquemas. Sabe que ya no puede aplazarlo más, que es la hora de actuar.
Se podría decir que no fue un día muy destacable en su vida, no le pasó nada del otro mundo, fue, vino e hizo todo lo que solía hacer. Pero el detonador ya estaba en marcha, y ese día, esa tarde en el sofá de su casa congelada por el pánico, se dio cuenta que esa persona que había aprendido a ser todos esos años, no era ella realmente, que toda esa baja autoestima que se tenía, ese odio y resentimiento a sí misma, esas ganas de sufrir y de estar siempre triste, esa no tenía por qué ser ella. Podía cambiar cuando quisiera.

Así lo quiso y así fue, se plantó ante las personas que la hacían sufrir para decir:
-Eh! aquí estoy yo.
Y qué bien le sentó hacerlo, qué fácil se volvió con el tiempo quererse y cuidarse, saber lo importante que era y que nadie tenía por que hacerle daño si ella no lo permitía.

Como veis, hubo final feliz.... pero antes de ese, hubo muchos finales tristes y oscuros. Los finales están donde nosotros queramos ponerlos, ahí cuando decidimos dejar de actuar.


La vida es muy corta, y no hay tiempo para quejarse y pelear.

2 comentarios:

  1. Gran entrada!
    Me ha tocado bastante,será porque me identifico con muchas de las cosas que dices.
    Un besazo ;)

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, me alegra mucho que te haya gustado =)

    ResponderEliminar