domingo, 10 de marzo de 2013

Este guión absurdo no lo he escrito yo.


La rabia de hoy la echaré a todos esos jodidos poetas de pega que creyeron que podían jugar con los sentimientos sin ninguna consecuencia, podéis iros a tomar por culo.

La culpa es de las expectativas que por mucho que queramos siempre son mayores que la realidad, una realidad mediocre que no tiene nada que ver con lo que nos prometieron (o creímos que nos prometían), nada que ver con el príncipe azul romántico y eterno o el poeta bohemio que nos cuidaría por el día y nos declararía la guerra por las noches. La culpa es de todos ello que no existen, que no son más que intentos fallidos de imitar a Jimmy Stark.

Y al final sólo quedan las canciones de los des-… desencuentro, desengaño, desamor. Esas que tanto éxito tienen y que tanto llegan a la piel de las personas, y se hacen mundialmente conocidas… porque todos nos emocionamos con Knockin’ on Heaven’s Door pero nadie se para a pensar que esas canciones nacen de un corazón hecho pedazos. ¿A qué precio tenemos canciones que nos emocionan? Nos sentimos un poco más llenos con el sufrimiento que han tenido otros, con las heridas que han tenido que curarse solos.
Porque es eso, los únicos que nos podemos curar al final somos nosotros, no viene nadie a cuidarnos, nadie nos va a cuidar más que nosotros mismos. No sé si es bueno o tremendamente triste, pero es así.

Sé que pensabas que ahora todo podía ser diferente, y que lo piensas cada vez que se repite la historia, lees los prólogos, todos distintos y guardas aún la esperanza de una quinceañera pensando que el libro será diferente a partir de la página 8. Pero por dentro es igual, es como un sueño recurrente que se vuelve enfermizo, que te hace perder los papeles. Todo pasa ante ti como una cinta de cassete a la que tienes que rebobinar para volver a reproducir. El cine se vuelve otra vez mudo y en blanco y negro, la música suena desde los gramófonos de las cafeterías, las guerras mundiales y la revoluciones vuelven a boca de todos, la visión de un futuro bonito juntos vuelve a convertirse en la certeza de volver sola a la cama en inviernos densos y oscuros.

Deja de buscar ya porque no vas a encontrar más que pseudo poetas cobardes que no se atreven ni a decir lo que sienten, que no se atreven a preguntarte si te pasa algo, que ni se dignan a secar una lágrima de tus mejillas, cuando tú harías todo eso y más por ellos. Son demasiado complicados para entender lo más sencillo.