viernes, 18 de febrero de 2011

Marcharme lejos cambiarlo todo por un monte.

Alejarme del movimiento, de las palabras, del ruido de la ajetreada ciudad, de las tecnologías, de la comunicación con el mundo, de los teléfonos móviles, del Iphone, de las peleas, discusiones, malas miradas, recelos, riñas, distanciamientos, del dolor entre las personas, de las ganas de tirarte por un puente.


Dejar atrás el tiempo tan rápido,  las manillas del reloj que no paran de dar vueltas, las horas que se pasan sin que  hagamos nada, a la gente que dice mucho y al final no hace nada, el olor a gasolina, los madrugones, el dormirse pronto para dormir ocho horas, lo saludable, lo bueno, lo óptimo, alejarme de las personas que quiero tener cerca y que veo como se alejan cada día un poco más... alejarme de ese nudo que siento en la garganta y que me dice que quiero explotar y no puedo, porque tengo tanta presión dentro que va a provocar una implosión, que me va a carcomer todo por dentro, que me va a apagar las luces de mi corazón.


Irme al medio de la nada, donde no haya nadie, donde no existan prejuicios absurdos, imperativos sociales, gente mala, gente irresponsable, gente fría, porque no haya gente, donde no tenga contacto con el mundo, y pueda llegar a descubrir qué es lo que le pasa a mi mundo, y ahí, cuando sepa quien soy y que tengo por dentro, estaré preparada para enfrentarme a los enormes peligros del exterior...pero me queda mucho camino por recorrer, y hasta entonces, solo necesito silencio.


"Quiero ir en busca del sonido del viento."





No hay comentarios:

Publicar un comentario