domingo, 29 de diciembre de 2013

No estoy tan mal.

¿Por qué estaba tan sola? joder. Nadie podía entender ese extraño vacío que sentía cada noche al acostarse. No quería hombres de una noche, estaba cansada de tantos cuerpos extraños a los que no volvía a ver nunca más, sonaba tan bien pero acababa siendo tan vacío… pensaba lo bonito que debía ser que un chico conociera todas tus bragas de memoria. Podía sonar soez, pero ella lo creía realmente romántico, incluso hasta poético.

Yo, desde mi humilde opinión de narradora testigo, creo que era demasiado pesimista. Su vida estaba llena de color, estudiaba una carrera que le encantaba, tenía gente extraordinaria dispuesta a darle una mano, un brazo o lo que fuera necesario para verla sonreír, un trabajo que le gustaba y en el que había conocido gente increíble también. Luchaba por sus sueños pequeñitos y le gustaba ir consiguiéndolos poco a poco, mientras se acercaba más y más a esos sueños tan ambiciosos que todos nos ponemos para levantarnos con ganas todos los días.

Qué se yo, creo que sufría demasiado por alguien, aunque no lo fuese a reconocer jamás, por vergüenza seguramente. Yo, si pudiera darle un consejo sería que si ha de encontrar a alguien que sea con quien compartir su felicidad y su tristeza, no con quien crearlas.
Pasó bastante tiempo y pasé por su portal, encontré una hoja que parecía haberse caído de un balcón, decía:

            “Que si dices que sí, te aseguro que mi sonrisa no cabrá en la habitación, pero si dices que no, la vida seguirá, y no lloraré por ti (Al menos nunca te lo reconoceré…) Y tranquilo, no estoy tan mal* ".

Era su letra. Sonreí aliviada, parecía haber aprendido la lección.


*Parafraseando el título de un blog que ya no está pero que dio mucho a los que lo leímos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario