lunes, 18 de febrero de 2013

Somos la generación perdida.

Lo que tiene hoy el mundo es una jodida crisis de amor.


Y el problema no es de ahora, viene desde hace tiempo, desde que se perdió la ilusión, la magia, la alegría por vivir y por quererse.  No es que haya desaparecido, pero la hemos dejado abandonada.

La gente ha cambiado las historias bonitas a largo plazo por pasión que dura muy poco tiempo. Han cambiado el cariño de la familia por cervezas en el bar para pasar poco tiempo en casa. Han quitado las miradas que lo dicen todo para comunicarse a través de emoticonos en una aplicación móvil.

Les da tanto miedo comprometerse con cualquier cosa que viven desatados de todos, atados a su propia y triste existencia, sin nadie especial al lado con el que contar en caso de emergencia.

Nos da tanto pánico enamorarnos y sufrir que sólo odiamos y tenemos rencor, que es mucho más fácil, y aunque también nos hace sufrir, nos da la falsa sensación de estar más protegidos, porque claro, el daño nos lo hacemos nosotros mismos.

Hemos cambiado noches en vela charlando a la luz de la luna por fiestas en discotecas donde lo que menos importan son las palabras que digas. Hemos desvirtuado el misterio a la cobardía, los celos a la paranoia, el amor a la posesión, la admiración a la envidia. Hemos hecho que las ganas de progresar se conviertan en ambición por ser mejor que el de al lado, que le revolución se torne pura y llana violencia, que el sistema se nos vuelva en nuestra contra. Todos formamos parte del sistema que hemos creado, y lo que no nos damos cuenta es que si es una mierda es porque nosotros hemos tenido quizás algo que ver, porque muchos eligieron poder comprarse un chalet en la playa que no podían pagar habiendo familias enteras que no tienen para comer, nosotros elegimos hipotecar nuestra vida con tal de poder tener vacaciones en las islas Fiji. Una generación entera de gente que metía a sus padres en un asilo porque no les daba la gana cuidarlos, una generación que vivió en un nivel que no era posible sostener, una generación que odia a sus hijos y lo mejor que están deseando que les pase es poder irse de vacaciones sin ellos, sin darse cuenta de que ellos no pidieron venir, que tú lo quisiste, y que ellos solo necesitan tu cariño, era la única condición que trajeron cuando nacieron. Esa generación nos hizo creer que teníamos un futuro feliz y perfecto. Y ahora nos lo han robado.

Tenemos trabajos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. La generación de los smartphones, de la nueva comunicación, de las nuevas tecnologías, de los nuevos descubrimientos y de las grandes crisis existenciales... "Nuestra Gran Depresión es nuestra vida" Decía Tyler.

¿Por qué no intentamos solucionar de una vez esta jodida crisis? ¿Por qué no cuidamos un poco más el amor que es el que nos cuida siempre y nos salva cuando creemos estar a punto de morir? ¿Por qué no dejamos de rezar a dioses en los que ni siquiera creemos y nos damos cuenta que toda la verdad está en nosotros mismos, no en otro mundo, EN ESTE? Más abrazos, más besos, más hacer el amor y menos follar, más conversaciones nocturnas en la cama y menos dormir en habitaciones separadas, más miradas sinceras, más cariño entre desconocidos, más sonrisas francas, más transparencia, menos sobres llenos de corrupción y más honestidad con nosotros mismos.

Hay gente que dice que soy muy pesimista y que siempre estoy triste, otros que dicen que me pega más estar contenta, otros (la mayoría) simplemente no tienen ni idea de cómo soy... la verdad, como vais a saberlo si ni siquiera lo sé yo.

Sólo sé que quiero que sonriáis más. Que olvidéis vuestra Gran Depresión y que entendáis que vamos a conseguirlo, vamos a conseguir el futuro que soñamos, sólo hay que luchar por él.
"Esta es la historia de la generación perdida, una generación que se quisieron saltar, pero que seguirá buscando su final feliz"

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