domingo, 6 de septiembre de 2015

Añil.


Septiembre se tiñe de añil.

Yo de pequeña siempre pensé que el añil era como azul claro, como pastel, que daba paz. No conocía la realidad, ni esa ni muchas otras. 

Supongo que crecer es una mierda casi todo el rato,
que descubrir el mundo a veces da un miedo atroz 
Que jugar a ser adultos es muy peligroso y apuramos,
apuramos cada pequeña cosa que aprendemos para lanzarnos cada vez desde más alto.

Aún hay que conocer el peaje ese que todos tenemos que pagar, 

El puto peaje, no sé si me explico,
 los momentos cuando estamos completamente a solas, 
a oscuras,
y no conseguimos engañarnos,
no logramos vendernos ningún cuento
y sólo queda la más cruda de todas las verdades
sin trampa ni cartón.

Aprender a hacer que el peaje, al menos, valga la pena. 

El tren es como la vida y no para ya ni en las estaciones,
o era al revés.
Da igual, la cosa es que hay que estar atentos porque las oportunidades no existen.

Las ofertas siempre tienen trampa, su sonrisa estaba envenenada.
Ya no me fío de las miradas, ahí me han jodido pero bien. 
Ya (casi) ni te hablo en segunda persona, como ves,
porque para qué.
Mi película favorita es El club de la lucha, a lo mejor
si fuera El diario de Noa, todo sería distinto
y hasta sería más feliz,
pero quién sabe esas cosas.


"Tout passe, tout casse, tout lasse, et tout se remplace"
Sé que me voy a volver a curar otra vez, porque todo pasa,
y voy a levantarme hasta el último piso del edificio más alto de la ciudad.

Lo que nadie nos dice es que cada vez que volvemos, 
somos un poco otros,
siempre hay algo que no regresa, que se queda. 
Vamos perdiendo trozos que se engangrenan, y a pesar de ellos
tenemos que reconstruir el puzzle. 


Septiembre se tiñe de añil, 
no es una frase mía, pero las verdades lo son vengan de quien vengan.
Como las lecciones que te da un ignorante, 
que son ciertas aunque no sepa ni lo que está diciendo.
(Porque él no lo sabía).


Esta guitarra cínica y dolorida, con su terco knock,knockin'on heaven's door.


A él, a él tenéis que leerlo siempre: El chino de abajo

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