sábado, 21 de julio de 2012

Hoy puede ser un gran día, y mañana también.

Hace tiempo hablé de los "frascos de felicidad" como un posible invento que nos facilitaría las cosas cuando estamos jodidos... pero me he dado cuenta de que ya existen. No podemos inventarlo, ya existe a cada paso que damos. Sólo hay que saber verlos.

Ocurre (o al menos en mi caso) cuando estás muy jodido, muy muy jodido, y llega un momento en que te cansas de sufrir, y te cansas de ser el que siempre está mal y al que nunca escucha nadie. Siempre te preguntan qué tal sin querer escuchar realmente una respuesta sincera, sólo esperan un "Bien, y tú?" para poder empezar a contar sus miles de problemas, que esos sí que son importantes, y no los tuyos.

Y te cansas, te cansas de que todo eso te afecte tanto, te cansas de ser la buena de la pelicula que siempre sale perdiendo por no arriesgar lo suficiente, por no hacerse entender. Cómo hacerse entender cuando parece que el resto hablan un idioma totalmente distinto al tuyo? Pero da igual, ya todo da igual porque te has cansado de eso, y quieres quererte más, y ser jodidamente feliz aunque sea por un rato.

Ahora sí, cuando ya tienes ganas de ser feliz, de estar bien contigo mismo y con los demás, ahí se pueden empezar a buscar los frascos de felicidad. Que no son más que momentos, segundos, instantes ínfimos que no podemos atrapar, pero sí disfrutar.

Cuesta verlos, están escondidos, son "aquellas pequeñas cosas" que nadie se para a ver, en las que nadie se fija porque están todos demasiado ocupados con sus millones de problemas y en maldecir al mundo por ser tan desafortunados. Son instantes de magia, que si todos fuéramos capaces de disfrutarlos... buf! Qué distinto sería el mundo...

Y entonces dan igual las crisis, da igual que te hayas caído 30 veces, porque has conseguido levantarte mejor que nunca, gracias a esas pequeñas dosis de magia que nos hacen felices... una sonrisa de un desconocido, una mirada cargada de deseo en el metro, un niño jugando a la pelota, un "gracias" sincero, una conversación intrascendente con alguien especial, una conversación especial con un desconocido, la primera flor de la primavera, un poema que te mate, un acorde que te recuerde cosas bonitas, un rock and roll que se te quede dentro de por vida... puede ser cualquier cosa, puede ser lo que tú quieras que sea, aquello que de verdad te toque, que te vuele la cabeza por completo.

Y ya vale de sufrir, no? que es una mierda, y lo peor de todo es que somos nosotros mismos los que creamos ese clima de tristeza sostenida, de ganas de nada, de rencor y de apatía... Con lo bonita que puede ser la vida y nosotros nos empeñamos en hacernos daño. Si nos quisieramos más, todo sería mucho más facil, y encontrariamos las dosis de felicidad en cada esquina.

Yo ultimamente he encontrado varias, y así estoy, optimista como hace mucho tiempo que no lo estaba. Y lo mejor de todo es que no hay una razón, no hay un motivo... hay MÁS DE CIEN MOTIVOS... (para no cortarse de un tajo las venas).




No hay comentarios:

Publicar un comentario